miércoles, 28 de diciembre de 2011

La segunda pista

Todo empieza un "mal día" con una lesión. ¿Casaualidad, destino, mala suerte? ¿O tal vez no saber escuchar los sonidos internos y traspasar un límite...? Da igual. Algo se "rompe"en un momento dado.
Al principio uno se niega a sí mismo la gravedad "No estoy al otro lado del espejo, sólo ha sido un susto". Pero deprisa, casi velozmente, uno pasa a ser consciente de que se está en otra realidad. Los entrenamientos ahora son sesiones de fisio. Las competiciones tienen su fecha: son las visitas al traumatólogo con pruebas y un bagaje de sensaciones desesperadas; las marcas son "diagnósticos sentenciados" con un escéptico margen de error y ambigüedad. Y cuelgas la resonancia junto a la medalla de la última carrera como un trofeo más y sólo piensas en el momento de sustituirla por la foto del próximo pódium.
Pasan los días, las semanas; estás en otra competición..., la "segunda pista". Igual de dura...o seguramente más que la primera. Entrenas los músculos sanos con igual dedicación...¿y la cabeza?, hay que controlar también los pensamientos,los malos pensamientos desesperados,...descubres que tu cerebro requiere un cuidado especial y una concentración permanente para mantenerlos a raya.
Repasas las listas de inscritos en las competiciones en las que deberías estar. Estudias las marcas de cada prueba y haces el vano ejercicio de situarte en ese ficticio ranking.
A veces desearías gritar que han olvidado tu nombre y tu medalla. Otras prefieres pensar que el mundo se ha parado, que no hay carreras, ni marcas, ni competiciones. Que el universo real se ha colapsado esperando despertar del mal sueño. Otras solo puedes resignarte y llorar y llorar lleno de rabia e impotencia....hasta que te das cuenta de que estas en tu carrera particular, invisible para los demás, al otro lado de ese espejo.
Cuando tienes una lesión importante no se ve más allá de la impotencia y la rabia...no sabes qué hacer,¿parar?, ¿hasta cuando? No puedes parar, hay que estar preparado para la próxima carrera. Pero pasan los días y ves que tienes que saltar una fecha del calendario, y otra, y luego otra, y poco a poco, pero deprisa, todo se viene abajo. Todo el trabajo hecho, el esfuerzo y el sacrificio de meses, los objetivos para los que te has estado mentalizando desde principio de temporada,...todo se diluye como si fuera humo.
Durante el tiempo en el que tu entrenamiento se reduce a curar la lesión te encuentras deserientado, como colgado en el vacío. Es la frustración de una renuncia importante que tu no quieres. Sigues pensando que dentro de tres días tienes una carrera importante en la que debes mejorar tu marca según lo previsto..., y te das cuenta que ya no, que no puedes estar, que se pierde una oportunidad más, que debes esperar a la siguiente, o...; lo peor es la incertidumbre de no saber hasta cuándo...,cuántas carreras y pruebas más tendrás que dejar pasar..., y además descubres que aparece el miedo: ¿volveré a estar bien?
En el tiempo durante el que transcurre la lesión, aprendes a competir en otro terreno, a cambiar los planes...ahora hay otra meta que vencer primero. Te das cuenta de lo importante que es estar bien i valoras todavía más cada oportunidad perdida. Son pocas en la temporada las pruebas en las que puedes tener todo de cara para hacer marca, y ahora descubres que has perdido todas, las buenas posibles y las otras..., las que hay que quemar de todas formas para que alguna sea buena. Aprendes que tienes un nuevo reto, y si eres fuerte, sabes que debes pasarlo, aunque haya momentos que tengas la tentación de rendirte. Descubres que hay personas que siguen a tu lado y te quieren y te ayudan..., otras desaparecen y te olvidan como si hubieras dejado de existir...pero tu tambié´n te acuerdas de ellas y de alguna manera, deseas volver a estar bien para recuperarlas.
Es una historia paralela, una carrera que se corre en silencio en una competición con nuevas reglas. No es pista cubierta,ni pista al aire libre, es "la segunda pista".

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